Sacristie

La majestuosa sacristía, espacio donde los sacerdotes se preparan para celebrar la Eucaristía y donde se guardan los paramentos litúrgicos y los vasos sagrados, fue casi completamente decorada con frescos obra de Andrea Sacchi en 1600. También es suyo el lienzo que representa la Crucifixión, situado en el vestíbulo. Además de A. Sacchi también trabajó el pintor Giuseppe de Puglia, el cual contribuyó con la imponente pintura de la gloria de santo Domingo refigurada en el centro de la bóveda.

Sobre la puerta de ingreso se puede contemplar un fresco del pintor romano G.B. Speranza, fechado en 1640, que representa los dos cónclaves que tuvieron lugar justamente en este lugar. El primero fue en 1431, siendo escogido Papa Eugenio IV, y el segundo en 1447, siendo en este caso el elevado a la Cátedra de Pedro Nicolás V. Estos dos conclaves son los únicos documentados, pero en la basílica los Papas escogidos fueron ciertamente muchos más.

Esparcidas por varios lugares, basta echar un vistazo a su alrededor, es fácil encontrar grupos de tres abejas, símbolo de cardenal Antonio Barberini. La familia Barberini fue una gran benefactora de la Orden de Predicadores y a su munificencia se debe la culminación de los trabajos para la decoración de la sacristía.

El mobiliario data del siglo XVII y está realizado enteramente en preciosa madera de nogal.

Justo detrás de la sacristía se encuentra el lugar donde santa Catalina de Siena murió el 29 de abril de 1380. Este espacio sólo es visitable mediante petición previa y se puede intuir a través de una verja situada en el centro al fondo. Originariamente esta habitación estaba situada en la Plaza Santa Catalina, a pocos metros de la fachada de la basílica, pero el cardenal Barberini la hizo desmontar con el fin de construir una capilla más grande, trasladando a esta basílica los muros que fueron testigos del tránsito de la santa. La capilla, además de su significado espiritual, está enriquecida por preciosos frescos obra de Antoniazzo Romano, el mismo que pintó la pala de altar de la capilla de la Anunciación (ver capilla de la Anunciación n. 3) y de sus discípulos.

En el corredor que lleva a la sacristía se encuentran dos puertas monumentales, la primera sirve de ingreso a la Biblioteca Casanatense (visitable por la Vía San Ignacio) y la otra a la llamada "sala de los Papas" donde se conserva una espléndida y majestuosa estatua inacabada de la Virgen María con el Niño Jesús atribuida a Bernini.

La Biblioteca Casanatense, fundada por el cardenal teólogo Casanate, custodia más de 300.000 volúmenes y posee un espléndida sala monumental obra de Carlo Fontana.