Capilla de Antoniazzo Romano

La Capilla de la Anunciación sufrió diversas modificaciones a lo largo del tiempo, siendo la principal aquella que llevó a cabo Carlo Maderno, arquitecto ítalo-suizo que vivió entre los siglos XVI y XVII, todavía hoy es visible. Entre las obras principales del entorno encontramos, en el lado izquierdo, el monumento funerario del Papa Urbano VII, obra del artista Ambrogio Buonvicini.

En el centro de la capilla se puede admirar la famosa Annunciazione de Antoniazzo Romano, pintor italiano que vivió en Roma entre los años 1430 y 1508, flanqueada por dos pinturas que representan a santo Domingo y a san Jacinto. La escena de la Anunciación, dibujada sobre fondo dorado, fue ejecuta entre los años 1499 y 1500 con vistas al Jubileo proclamado por el Papa Alejandro VI.

La obra fue encargada por la Cofradía de la Anunciación, la cual había sido fundada por el cardenal Juan de Torquemada (1388-1468), tío del famoso inquisidor Tomás de Torquemada, con el objeto caritativo de dotar a las jóvenes pobres. La dote era una suma de dinero que garantizaba a estas jóvenes la oportunidad de encontrar un marido conveniente sin tener que recurrir, gracias a contar ya con la cantidad de dinero suficiente, a actividades económicas inmorales como podía ser la prostitución.

En la pintura la Virgen María, mientras el arcángel Gabriel le anuncia su concepción virginal de Jesús, se ocupa de consignar la dote a unas jóvenes vestidas con ropas blancas que son presentadas por J. de Torquemada, el cual es representado llevando simplemente su hábito dominicano pero dejándose intuir su dignidad eclesial por el capelo cardenalicio apoyado en su pierna. El grupo de las jóvenes presentadas por el cardenal se refigura empleando un escala de proporciones más pequeña, siguiendo la usanza típicamente medieval de diferenciar el ámbito humano (representado por las muchachas y el cardenal) del divino (la Virgen María y el arcángel Gabriel).

Todavía hoy la Orden de Predicadores se preocupa del desarrollo integral de la persona, un desarrollo que compete tanto el ámbito espiritual como el material, que va de la predicación a la educación escolar o la ayuda a países necesitados, con numerosas misiones y proyectos caritativos en todos los continentes.