Historia de la Basílica

En el área ocupada actualmente por la basílica de Santa María sopra Minerva, y del antiguo convento anexo, se alzaban en época romana tres templos paganos dedicados a Minerva, Isis y Serapis. Ya en el siglo VIII, junto a estos templos, se situaba una pequeña iglesia que el Papa Zacarías concedió a las monjas basialianas que habían huido de Oriente.

En el año 1255 el Papa Alejandro IV funda en este lugar una comunidad de Convertidas. La iglesia pertenecía a las benedictinas de Campo Marzio.

En 1256 se establecen los frailes dominicos que años más tarde, en 1275, obtendrán la propiedad de la iglesia gracias al interés de fray Aldobrandino Cavalcati.

Con mucha probabilidad el convento de Santa María sopra Minerva fue dependiente del primer convento dominicano de Roma (Santa Sabina) durante unos 10 años. De hecho, sólo en el 1287 tenemos noticias del primer prior de la comunidad.

En los primeros años del siglo XIV esta comunidad dominicana se consolida como una de las más importantes de Roma, estando compuesta por más de 50 frailes.

La iglesia es título cardenalicio desde 1557. Esto significa que la advocación del templo esta ligada a un cardenal específico. El primer cardenal titular fue Michele Ghislieri, que en 1566 será elegido Papa tomando el nombre de Pío V.

En 1577 Giovanni Solano (enterrado en la basílica) crea en el convento anexo el Colegio de Santo Tomás de Aquino, actualmente la Pontifica Universidad Santo Tomás de Aquino (Angelicum), con el objetivo de asegurar una adecuada formación intelectual y espiritual a los frailes dominicos de Italia.

Durante los años de la ocupación napoleónica de Roma (1797-1814) el convento se transforma en cuartel de infantería, provocándose ingentes daños. En el año 1810 sufrió más cambios debido a las leyes de supresión de las órdenes religiosas que obligaron a la comunidad a abandonar el convento y dispersarse. Sólo en 1825 pudo volver a reunirse la comunidad.

En 1871 el estado italiano expropió la basílica y el convento, manteniéndose hasta la actualidad como su propietario. No obstante, en 1929 los frailes obtuvieron permiso para poder volver al convento y ocupar algunos pequeños espacios con el fin de atender a la basílica.